Cada una de mis ocupaciones llena un trocito de mi corazón, igual de importante. Es lo que me hace estar completa. No podría prescindir de ninguna de ellas.
Hace 10 años, entré por primera vez en contacto, con la filosofía Ayurveda, pero fue hace unos años, después de vivir una crisis existencial profunda, cuando la vida se encargó de dirigirme en la dirección adecuada.
Emprendí un viaje al interior, de la mano de un curso de masajes Orientales, con varias maestras, y paralelamente, un acompañamiento con terapia Gestalt, que me impulsó a dar, un salto cuántico, en mi Consciencia.
A partir de ahí, me abrí, a una corriente más holística, donde descubrí que cuerpo, mente y emociones son Uno. Y que, un cuerpo sano, es el resultado de una mente y unas emociones en equilibrio.
Aprendí que nuestro espíritu (alma), siempre nos guía.
Que las situaciones no son ni buenas, ni malas.
Que todo, trabaja para nuestro mayor bien.
Y que sin experiencia, no hay evolución.